SOBRE CRISIS SOCIALES Y OTROS AVATARES


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Resumen

Es preciso considerar el innegable aporte del paradigma sistémico a la hora de promover reflexiones en torno a la temática de las crisis, puntualmente crisis sociales, como fenómenos que tienen su impacto cada vez con mayor contundencia y que operan como complemento de estos tiempos de cambios vertiginosos e incesantes. Desde esta perspectiva, se pretende aportar un análisis en relación a estas experiencias críticas y otros avatares que se suceden como viscicitudes o acontecimientos contrarios a un desarrollo esperado en los hechos humanos y sociales con toda su complejidad implicada, generando incertidumbres y malestares, frente a los cuales se entiende, deben ponderarse alternativas para el cambio. 

Introducción

En palabras de Zamanillo Peral (1993) el paradigma sistémico así como la cibernética de segundo orden, en el área de la investigación social han tenido la capacidad de aportar nuevos enfoques metodológicos de interesante instrumentalidad para sociólogos, psicólogos, trabajadores sociales y para quienes integran el vasto campo de la interdisciplinariedad. Ello constituye un recurso de alto valor, si es que de solucionar problemas sociales se trata. Es preciso reconocer la complejidad y dificultades que traen aparejadas toda intervención social y psicosocial en aras de este objetivo. 

Al referir a una intervención, podrá entenderse por ella a toda intención de “cambio” respecto de una condición social que lo amerita. Situaciones degradantes o de desigualdad, dificultades de ajuste de los individuos a su medio, necesidades y problemas sociales, que pueden ser convocantes para pensar en estas intervenciones. Cuestiones de malestar psicosocial de los individuos y sus grupos de pertenencia, intentos de soluciones que operan como generadoras de “más problemas” y toda la gama de opciones de cambios o reformas que resulten necesarios (o posibles), pueden ser considerados para revertir este malestar. 

Se trata entonces de aquellas alternativas y oportunidades nuevas, sobre las que se puede trabajar para que las personas encuentren recursos y asumir estas situaciones, salir de enquistamientos y avanzar sobre los cambios esperados.

Desarrollo

Estos conceptos, hacen posible trabajar sobre la noción de crisis, sus implicancias y su relación con fenómenos que se traducen en “virajes” de intensidad. En este sentido, resulta de interés seguir las consideraciones de Caplan quien hizo importantes observaciones, acerca de cómo las personas afrontaban y superaban las situaciones de transición de una etapa a otra en su desarrollo. Sus postulados teóricos fueron cabalmente seguidos por la corriente de la psiquiatría preventiva a los fines de promover recursos saludables en las personas ante situaciones de crisis y así prevenir desajustes o el deterioro psicológico. Desde la perspectiva sistémica se entiende además, que toda crisis abre un campo de posibilidades, su símbolo chino significa peligro / oportunidad, esto es, la posibilidad de remontar desde una crisis para crecer y madurar o de sucumbir y dar pasos en regresión o deterioro.

Entre otros aportes de importantes autores, se menciona a Erickson (citado por Zamanillo Peral, 1993) quien entre sus conceptos refiere que “...crisis desgina un punto de giro necesario, un momento crucial, cuando el desarrollo ha de adoptar una u otra dirección recopilando recursos para un crecimiento, una recuperación y una ulterior diferenciación”. En tanto que desde la teoría sistémica y en palabras de Caillé (1990) se trata de “cambios repentinos en el modo de funcionamiento de los sistemas humanos”. Los mismos tienen lugar cuando determinadas reglas o sistemas de creencias que sostiene un grupo humano, se tornan rígidos y tal rigidez abre conflictos en relación a los intereses o necesidades de quienes integran ese grupo. Conflicto y tensión pueden devenir a partir de una puja entre necesidades y aquellas exigencias del grupo por mantenerse unido y estable.

Acerca de crisis sociales, Mascareño (2019) considera que las mismas se caracterizan por la “producción de bloqueos conductuales” en los sistemas sociales, los cuales obturan la esperada adaptación sistémica al entorno. Refiere a fases, en las que en principio hay instancias explosivas de propagación de crisis o de transición crítica, provocando una descomposición de la estructura de expectativas sistémicas; luego se espera el paso a una fase de recomposición donde puedan advertirse posibilidades democrático - igualitarias y jerárquicas; pero esto no siempre acontece. En función de este mapa de situación, es posible pensar en intervenciones sistémicas con capacidad para orientar a la sociedad “desde adentro”; allí el observador es parte de ese sistema y un agente participante de estas fases donde podrá aportar hacia distintos objetivos. Se trata entonces de un ejercicio de recomposición de la contingencia de alternativas de los sistemas, donde el poder de la intervención se identificará con la capacidad de incrementar las formas de participación en un sistema, por parte de quienes lo integran. Se entiende que el autor hace referencia a que las transiciones críticas en los sistemas sociales, se producen por la inercia de uno o varios sistemas a repetir una conducta selectiva, perdiendo la habilidad para observar alternativas del contexto. De aquí entonces se podría observar que los modos de participación que los sistemas ofrecen, se han tornado unilaterales, rutinarios o sin opciones competitivas. Hay un punto en que se supera el umbral crítico y se produce una descomposición, por lo que la intervención sistémica tendrá la finalidad de reconstruir estos modos de participación. 

El autor convoca a pensar en situaciones como desastres socio-naturales, donde habrá que trabajar en la restitución inmediata de servicios básicos, la provisión de la información oportuna a la población a fin de tomar recaudos preventivos en relación a estos eventos; en casos de tensiones financieras, se tratará de “inyectar liquidez, generalmente desde el Estado”, en aquellos puntos críticos para favorecer efectos de red, que se orienten hacia la generación o estabilización de confianza en el sistema; en situaciones de conflictos socio-políticos, se tratará de trabajar la transición crítica donde hayan opciones para manifestar el descontento y también su canalización. No sólo se tratará de “marchas y paros” sino de generar mesas de diálogo, foros de debate ciudadano, oportunidades de una puesta en común o de negociación ante las diferencias. 

En suma, de lo que se trata es de “restituir los umbrales mínimos de comunicación del sistema”. Así el poder de toda intervención sistémica tendrá relación con su potencialidad para restituir la incidencia de la comunicación y con ello, legitimar la participación. 

En el marco de estas consideraciones, se puede reflexionar acerca de cómo pueden ser pensadas las crisis y otros tantos avatares, fenómenos ante los que habrá que generar respuestas. Unos autores destacan sus aspectos negativos que se traducen en trastornos emocionales o en contundentes fracasos ante intentos fallidos de solución de un problema; otros ponen acento en componentes cognoscitivos que podrán habilitar al dominio de situaciones nuevas, o al uso de estrategias que permitan controlar las interacciones entre “mundo interno y mundo externo”. De esta manera, podría concluirse que hablar de “crisis”, implicará entenderla como un fenómeno que emerge de una disfunsión o un defecto de todo sistema de relación. 

Conclusiones

En un intento de integración de estos conceptos a la luz de la perspectiva sistémica, es posible sostener que no sólo las crisis son inevitables, sino que resultan necesarias; en el sentido de que ningún sistema puede mantenerse en una permanente homeostásis. Esta condición se traduciría en un constante equilibrio estático cuya evolución hacia una pretendida “mayor estabilidad”, sólo conduciría hacia su autodestrucción. Cuando en verdad, es posible referir que el equilibrio de todo sistema, implica estados de continuidad y permanencia, en simultaneidad con estados de movimiento y de cambios, donde operan fuerzas morfogenéticas. 

Es preciso entonces pensar en intervenciones sistémicas consistentes en el acompañamiento y el planteo de alternativas para el cambio, instar a nuevos repertorios de acción. Cada sistema tiene que “tolerar” ciertos estados de desorganización para habilitar su pasaje hacia el nuevo equilibrio y que resulte consecuente con una instancia de desarrollo, con plasticidad, apertura, hacia la etapa que pueda presentarse como la siguiente “evolutivamente” necesaria. 

Además, en un intento por ampliar los conceptos a nivel macrosistémico, es posible analizar que las dos primeras décadas del presente siglo, dan cabales muestras de una verdadera agudización de las tensiones y disputas (Schultz, 2022). Es posible hablar de crisis geopolíticas que vienen ocasionando contundentes convulsiones a nivel internacional; desplazamientos y reconfiguraciones geoeconómicas a nivel mundial. Se trata entonces de crisis a gran escala en el sistema mundial contemporáneo, que encuentra su expresión en lo que, según Ramonet (citado por Schultz, 2022) se entendería como una sumatoria de crisis interrelacionadas que invaden todos los órdenes, el tecnológico, el económico, el político, social, climático, cultural, ético, moral, sanitario, etc. Y cuyos efectos operan a su vez, como causas de nuevas crisis, operando en modo circular: una verdadera “crisis sistémica”. 

El presente trabajo sólo intenta plantear reflexiones que pongan en valor la importancia de aportar la perspectiva sistémica al momento de hacer “lectura” de estas realidades y plantear intervenciones en este sentido. Se trata entonces, de crisis sociales y otros avatares, en tanto que se presentan en varios planos y niveles; es preciso considerar sus principales nudos críticos y sus paradojas, las que por cierto, son las que abundan... 


Susana Morgado. Licenciada en Psicología. Licenciada en Ciencias Psicopedagógicas. Doctoranda en Psicología (UNSL)
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Bibliografía

Caillé, P. (1990) Familias y Terapeutas. Lectura sistémica de una interacción. Buenos Aires. Editorial Nueva Visión. 
Márquez Cobarrubias, H. (2010) Crisis del sistema capitalista mundial: paradojas y respuestas. URL : http:// journals.openedition.org/polis/978 
Mascareño, A. (2019) El Poder de la Intervención en Perspectiva Sistémica. Intervención 9 (2). pp. 77-101
Schulz, J. (2022) Crisis sistémica del orden mundial, transición hegemónica y nuevos actores en el escenario global. Cuadernos de Nuestra América (3), 34-50. En Memoria Académica. Disponible en: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.14066/pr.14066
Zamanillo Peral, T. (1993) Un enfoque sistémico para la intervención en crisis en Trabajo Social. Cuadernos de Trabajo Social N°6. pp. 119-136. Ed. Universidad Complutense. Madrid.