Marcos Marengo: “Esto es para lo que nos habíamos preparado”


Por Federico Fayad - Diario LOS ANDES - Edición Impresa del Domingo 24 de octubre de 2021


El especialista en terapia intensiva relata cómo el coronavirus puso a prueba todo un sistema de salud que debió reconvertirse para atender las exigencias de una pandemia como la actual.

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Marcos Marengo es intensivista del hospital El Carmen, de Godoy Cruz, y en su persona simboliza la lucha de quienes realmente estuvieron en la primera línea de esta crisis provocada por la pandemia. El médico afirma que todos los profesionales de la salud, pese al cansancio, al desborde y a lidiar día a día con una situación nueva, estuvieron a la altura de las circunstancias. El médico habla desde su experiencia personal, que seguramente se replica en mayor o menor medida en sus colegas que afrontaron la pandemia con muchas horas de esfuerzo. De ellos, pero también de sus amigos y familias.

“Lo primero que tengo que decir respecto de qué nos dejó la pandemia fue el trabajo que se hizo en conjunto con todo el equipo de salud. Ahí se vio que todos los médicos se ofrecieron para los servicios más necesitados. Así vimos cirujanos, reumatólogos o médicos clínicos trabajando a la par nuestra porque sabían que estábamos desbordados. Fue la vocación de médico, sin importar la especialidad”, remarcó el especialista del hospital El Carmen.

Continuando, dijo que, a pesar de las jornadas largas, de pasar de una a cuatro guardias a la semana, todo ese esfuerzo y esa exigencia a la que se sometió todo el personal de salud es algo que se notó bastante.

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EL VÍNCULO

Marcos destacó el fuerte vínculo que se generó entre colegas, al menos los de su hospital, porque el trato cotidiano se hizo ameno. “Sabíamos que trabajábamos con gente que no tiene la especialidad o la experiencia, pero siempre prevaleció el trabajo en conjunto. A veces tenías en una guardia a cinco médicos, pero sólo dos especialistas en terapia intensiva”, describió.

Por esa razón, el apoyo mutuo fue necesario. “Había colegas que se te quebraban emocionalmente en la mitad de la guardia. Había que sentarse a hablar mucho, darles una mano. Además, muchos nos fuimos de casa por miedo de contagiar a los seres queridos y es en el hospital donde la gente se descargaba”, señaló.

En tanto, respecto del vínculo familiar, la situación fue por momentos muy mala, según sus palabras, porque sus seres queridos estaban expuestos a lo que salía en los medios de comunicación y se generaba una situación triste a ambos lados, en los hospitales y en sus hogares.

“Fue muy triste porque les contábamos nuestras experiencias y ellos además veían lo que salía en los medios. En mi caso particular, no pude pasar el cumpleaños de mi padre o de mi madre con ellos. Tampoco con mi hijo. Porque tenías que permanecer aislado por el miedo a contagiarlos”, detalló el médico.

Por otro lado, resaltó que eso les afectó mucho emocionalmente, y que siempre –cuando le preguntan sobre lo que pasaba en los hospitales– cuenta que se vivían realidades muy tristes con el personal de salud devastado y muy cansado. “Pero igual le seguimos poniendo el pecho a una enfermedad desconocida”, agregó.

Con los pacientes también mantuvo un vínculo que se mantiene hasta hoy. Según recuerda el intensivista, a muchos les daba los informes telefónicos y el contacto les quedó grabado en los celulares, por lo que no es raro que de vez en cuando les manden mensajes o presentes en determinados momentos. “Es un mimo pequeño que uno necesitaba, y que te daba la fuerza para seguir. Porque dentro de los resultados negativos, hubo fallecidos. Vos veías que la gente salía adelante y que los mismos familiares venían y te apoyaban porque te veían siempre de guardia”, recordó.

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ESTUDIAR MIENTRAS SE TRABAJA

Marcos asegura que todo el tiempo estuvieron capacitándose, mientras trabajaban y asistían a los pacientes que desbordaba el hospital. “Todo el tiempo te llegan cosas desde afuera del país y tratamientos que ponías en práctica y a su vez, al otro mes llegaban nuevos estudios que decían que no servía lo que estábamos haciendo y que empeoraba el cuadro. Era permanente la actualización de la terapéutica de los pacientes”, describió.

Además, dijo que se hablaba con gente de Buenos Aires, de Chile y de otros puntos del país y que estaban todos en la misma situación. “Todos con la impotencia de decir que estaban probando cosas sin saber si funcionaban. Por eso tuvimos muchas reuniones virtuales con el equipo de trabajo y discutimos casos y bibliografía. Se estudiaba permanentemente”, dijo el médico.

Ahora que la curva de contagios disminuyó significativamente (por ejemplo, en El Carmen no hay pacientes Covid agudos) la situación ha cambiado. “Seguimos viendo cuál va a ser la evolución de la enfermedad y hemos dejado la terapia intensiva con habitaciones de aislamiento, por si llegan pacientes. Pero no sabemos qué puede llegar a pasar”, confió, agregando que si bien esperaban una tercera ola que finalmente no llegó, siguen tranquilos y cuidándose.

UN SOLDADO PARA UNA GUERRA

El médico asegura que luego de pasado lo peor siente que fue como un soldado yendo a la guerra. Porque es para lo que estaba preparado y que era su momento para exponer todos sus conocimientos.

“Uno realmente lo siente, siente el gusto y la necesidad de trabajar, después de haber pasado todas estas horas en esta pandemia somos como un soldado que va a una guerra, me preparé para esto, era nuestro momento”, destacó.

Agregó que, si bien la situación los desbordó desde todo punto de vista, también se pudo ver un tipo de trabajo a la altura para poder tratar a los pacientes. Por eso, afirma que son cosas que son positivas las que el Covid les dejó.

“El sistema de salud tiene sus déficits, uno lo vio y lo notó en todo el mundo, porque no esperábamos que fuera una enfermedad tan agresiva, pero creo que fuera de eso con los recursos que tenía la provincia y en el hospital se manejó bien”, terminó.