INFIDELIDAD VIRTUAL: ENGAÑOS DIGITALES CON CONSECUENCIAS REALES
En el siglo XXI Internet y las redes sociales han transformando nuestras vidas y con ello nuestros comportamientos y formas de vinculación social.
We Are Social, una agencia creativa especializada en contenidos digitales en asociación con Hootsuit, líder en gestión de redes sociales presentan todos los años un informe denominado. Digital Global Overview Report que muestra los avances y tendencias de Internet a nivel mundial.
En el Digital 2022 Global Overview Report (2022) se expuso que el tiempo promedio diario dedicado al uso de Internet es de casi 7 horas por usuario a nivel mundial. El mismo informe comentó que del total de usuarios activos de Internet, hay unos 4.623 millones que utilizan redes sociales en la actualidad, lo cual representaría el 58,4% de la población del mundo. El tiempo promedio que los usuarios pasan en redes sociales en forma diaria rondaría las 2 horas con 27 minutos siendo la franja etaria que va de los 20 a los 39 años la que más las utiliza.
Una Diosa y un Dios: Significado e Historia Antigua de la Fidelidad
De una Infidelidad y de la Muerte no se salva nadie…dicen
De Caballeros, Burgueses y Revolucionarios: La Fidelidad en la Modernidad
Si bien la fidelidad es un elemento presente en las relaciones de pareja desde hace siglos, y sobre todo desde su concepción como un deber en el matrimonio cristiano desde sus orígenes, podría pensarse que es con el llamado “Amor Romántico” en donde logra su mejor versión.
La socióloga Stephanie Coontz (2006) realizará un interesante recorrido histórico sobre el matrimonio, comenzando desde la más remota antigüedad hasta nuestros días. Tomando como referencia a esta autora, es posible proponer la siguiente línea del tiempo para analizar el surgimiento y precedentes del Amor Romántico a fin de poder seguir ahondando en el concepto de fidelidad.
El Amor Romántico surgió a finales del siglo XVIII, a consecuencia de los profundos cambios sociales y culturales ocasionados principalmente por la Revolución Francesa. A partir de ese momento amor, pasión, encuentro sexual y libertad de elección de pareja se amalgamaron y las ataduras a las antiguas reglas se fueron transformando.
El Amor Romántico (y junto con él la noción de fidelidad) va a tener distintos antecedentes históricos que se suceden hasta nuestros días en algunas de sus formas. Entre otros, podríamos mencionar los siguientes.
En la Edad Media existían tres clases sociales bien diferenciadas: la nobleza, el clero y el pueblo. La nobleza se componía de caballeros, señores feudales y damas. Es en este contexto en donde surgió en la Francia del siglo XI el llamado “Amor Cortés”. Se trataba de un amor lleno de pasión donde un caballero trataba de conquistar a una bella y joven dama, por lo general esposa de un señor feudal.
En teoría (y solo en teoría) este tipo de amor nunca llegaba a consumarse, nunca llegaba a ser carnal y el sufrimiento por la no consumación del amor llevaba a un trágico final del mismo. El caballero enamorado estaba dispuesto a cualquier tipo de sacrificio o renuncia, si ello servía para contentar a su dama, disponiendo de la voluntad de aceptarlo todo y entregarse totalmente a él. Necesitaba para ello, una gran dosis de paciencia y de sufrimiento, unido a la realización de grandes hazañas.
En los hechos concretos, el Amor Cortés era secreto y entre los miembros de la nobleza. Dado que los matrimonios eran arreglados entre las familias y se realizaban por conveniencia, el Amor Cortés no era un amor bendecido por el sacramento del matrimonio, en el seno de parejas formales, sino que, en la gran mayoría de los casos, era adúltero, prohibido y bastante clandestino, por cierto.
Juglares y trovadores supieron ganarse la vida yendo de palacio en palacio para divertir a las clases VIP de aquella época contando y cantando estas historias que describían las bondades y desdichas de un amor imposible entre una mujer casada y un caballero soltero.
El Amor Cortés es la base de la concepción del amor en la Modernidad. Desgraciadamente su principal aporte tiene que ver con una concepción dolorosa y sufriente del amor lo cual ha teñido el pensamiento y los sentimientos de muchas generaciones durante siglos. Aquí hay una idea sacrificial del amor, en donde se sostiene que el verdadero amor “duele”. La obra de Romeo y Julieta escrita por un tal William Shakespeare (2016), retrataría a la perfección este tipo de amor.
Claramente en estas épocas, la noción de un amor sublimado (dicho esto por su falta de consumación carnal) permitía justificar todo tipo de infidelidades entre vasallos y nobles damas. Este sería el comienzo de la errónea concepción que afirma que “si no hay contacto carnal no hay infidelidad”, la cual podría haber sobrevivido hasta nuestros días. Como veremos más adelante, cualquier parecido con la infidelidad virtual de nuestra época…no es mera casualidad precisamente.
Otra forma histórica que adoptó el amor es el llamado “Amor Burgués”, el cual significó una revolución en las pautas de relación entre mujeres y hombres en la Europa de los siglos XIII, XIV y XV, vinculado al surgimiento y a la expansión de la cultura burguesa. A diferencia del amor cristiano, que separó el cuerpo del espíritu, el amor burgués unió el amor espiritual y el amor carnal. Lo sorprendente es que este importantísimo cambio también se iba a dar dentro de la misma cultura cristiana.
A partir de esta época se empezó a entender que también en el matrimonio debía estar presente el amor. Antes del Amor Burgués, el matrimonio no estaba ligado ni al amor erótico ni al amor espiritual. Las personas se casaban sin amarse. Llegaban al matrimonio por arreglos familiares o por conveniencia social. Nadie esperaba que los esposos se amaran. Lo más que se pensaba era que con el tiempo se irían acostumbrando el uno al otro.
Como la relación matrimonial estaba muy normada (la mujer debía obediencia al esposo, el esposo debía protección a la esposa), la subjetividad individual no significaba nada en las relaciones.
Antes del Amor Burgués, el amor se dejaba para relaciones eventuales fuera del matrimonio y, desde luego, con “malas mujeres”, mujeres que no se casaban para dedicarse a garantizar erotismo a los hombres. Cuando apareció el Amor Burgués, las formas de vinculación cambiaron y se estableció que el amor, el erotismo y la sexualidad debían estar unidos. Más aún, que se debía buscar y encontrar a una persona para amarla toda la vida. Juntar en una misma relación la pasión erótica, la pasión espiritual y la convivencia es el modelo de amor que generó la cultura burguesa.
El amor se volvió el núcleo de las relaciones de pareja, de las relaciones sexuales, y también de la familia. Todo quedó articulado por el amor de dos personas. La pareja y la estabilidad familiar dependían de esas dos personas, que deberían amarse toda la vida siendo pareja sexual. Éste es el modelo ideal del Amor Burgués.
La sociedad burguesa fomentaba otra característica interesante del amor: la comprensión entre los cónyuges. Esta noción de comprensión surge como un valor del amor y llega hasta nuestros días. En ese entonces nadie esperaba que las mujeres comprendieran a los hombres ni que los hombres comprendieran a las mujeres. La comprensión en las parejas fue una invención muy importante de la modernidad burguesa.
El Amor Burgués quizás sea el primer gran antecedente de lo que es la concepción de la fidelidad como un compromiso amplio y abarcativo de distintas dimensiones de la pareja, en donde no tan solo lo sexual, sino también lo económico, lo social, lo familiar, iban a ser tenidas en cuenta.
Durante el siglo XIX, Inglaterra experimentó un gran progreso científico y tecnológico, dando lugar a lo que se conocería como la época victoriana en honor a la Reina Victoria que gobernó ese país por más de 60 años. Comenzó a aparecer una nueva concepción del amor, por muchos autores denominado “Amor Victoriano”.
En esta época los sentimientos y afectos gozaban de malas reputaciones, tanto positivas como negativas, ya que se hallaban reservados para la intimidad y la privacidad. Esta etapa estaría marcada por un puritanismo exagerado y una tremenda represión sexual, ubicando a las mujeres como responsable de todos los males sociales de la época.
Las mujeres se consagraban como madres y esposas obedientes, puras, abnegadas, domésticas, conservadoras y religiosas. La virtud de las mujeres victorianas era demostrar frigidez, debido a que la maternidad no debía mezclarse con el sexo.
La sociedad en la época victoriana estaba exacerbada de moralismos y disciplina, con rígidos prejuicios y severas interdicciones. Conformada por una doble moral, por un lado, aparecía una moralidad y sexualidad pública muy estricta, basada en valores profundamente conservadores y en donde existía un desprecio al sexo como una forma de placer. Por otro lado, el ámbito privado era todo lo contrario, presentándose una sexualidad promiscua y alocada, donde la promiscuidad, la pedofilia, la prostitución y el adulterio era algo habitual.
Deducimos rápidamente que el deber de fidelidad les cabía pura y exclusivamente a las mujeres casadas, dado que en el caso de los hombres había cierta legitimación social para disponer libremente de su sexualidad con amantes y prostitutas.
Con el ascenso de las mujeres en el plano educativo y su ingreso en la fuerza laboral, se debilitaron las formas tradicionales del amor y surgió el modelo de Amor Romántico. Así comenzaron a modificarse las costumbres sexuales registrándose un incremento de la presión que buscaba lograr la igualdad entre hombres y mujeres en la esfera pública.
Lo más trascendental del Amor Romántico, y que marcó una diferencia profunda con respecto a las anteriores concepciones del amor, es que posibilitó la libertad de elegir a la pareja. Hasta el momento y durante buena parte de la historia de Occidente, los matrimonios eran elegidos por conveniencia o arreglos sociales entre los padres de los cónyuges, lo cual era más cercano a una transacción comercial que a un vínculo amoroso.
Surgido alrededor del siglo XVIII, el Amor Romántico fue toda una sublevación en el mundo de las relaciones de pareja, debido a que antes el sexo era una cosa y los matrimonios otra. Con esta revolución se consiguió juntar estos dos conceptos. Aunque esta unión de lo sexual con la pareja ya se venía gestando desde el Amor Burgués, es el Amor Romántico en donde finalmente se formaliza.
Dentro del imaginario social se fueron asociando a dicho tipo de amor algunos conceptos, como por ejemplo la idealización del ser amado, la devoción, la entrega absoluta a un otro y, en muchos casos, el sufrimiento por no ser correspondido.
El Amor Romántico va a tomar como máxima referencia cultural al famoso Mito del Andrógino que aparece en el Banquete de Platón (2013), y más concretamente en el Discurso de Aristófanes.
En este mito se expone que, en la antigüedad, la humanidad se dividía en tres géneros, el masculino, el femenino, y el andrógino (del griego Andros-Hombre y Gino-Mujer). Los seres que pertenecían a esta última clase eran redondos, con cuatro brazos, cuatro piernas, dos caras en la cabeza y, por supuesto dos órganos sexuales. Estaban unidos por el vientre. Eran seres tan terribles por su vigor y fuerza que se sintieron suficientemente poderosos para atentar contra los dioses. Puesto que Zeus no podía destruir la raza humana, dado que ésta era la que adoraba a los dioses, los castigó partiéndolos por la mitad. El Amor desde tiempos inmemoriales sería aquella emoción que trata de unirlos, de manera que, cuando se encuentran se unen de tal forma que es para toda la vida, tratando cada uno de reunirse y fundirse con el amado y convertirse de dos seres en uno solo, de manera que tan solo podría alcanzar la felicidad nuestra especie cuando se dé el tiempo en que la mitad de la Humanidad se encuentre con su otra mitad. Según este mito, vamos en búsqueda de otra persona para sentirnos “completos”, como un intento de recuperar nuestra antigua naturaleza humana. El amor es una eterna persecución de dos almas divididas, la cual permanecerá inmutable por toda la eternidad. Este Mito es sin duda el fundamento cultural e histórico de lo que comprendemos como el Amor Romántico y que va a definir en buena parte lo que hoy conocemos y entendemos como fidelidad en una pareja.
Si hay un tipo de amor que define a la Modernidad, sin duda es el Amor Romántico. Como cualquier concepción del amor va a estar asentado sobre distintos mitos o creencias que van a moldear comportamientos e interacciones sociales.
Tomando como referencia a Bosch et al. (2007), podemos encontrar, entre otros, los siguientes mitos en el Amor Romántico:
- Mito de la Media Naranja: creencia de que elegimos a la pareja que teníamos predestinada de algún modo y que ha sido la única o la mejor elección posible. También denominado como el Mito de las Almas Gemelas, sostiene que hay personas con las que se guarda una química íntima, especial y única.
- Mito del Emparejamiento o de la Pareja: creencia en que la pareja (heterosexual) es algo que se da de manera natural y universal y en que la monogamia amorosa está presente en todas las épocas y todas las culturas.
- Mito de la Exclusividad: creencia de que no es posible estar enamorado/a de dos personas a la vez. Este mito se encuentra directamente relacionado con la fidelidad en la pareja que pertenece al siguiente mito.
- Mito de la Fidelidad, o creencia en que todos los deseos pasionales, románticos y eróticos deben satisfacerse únicamente con una persona, la propia pareja, si es que se ama de verdad. Es uno de los mitos que categoriza al amor como posesión y exclusividad, teniendo diferentes juicios para hombres y para mujeres, siendo las mujeres más románticas, es más importante la fidelidad en una relación para ellas.
- Mito del Matrimonio o de la Convivencia: creencia en que el amor romántico-pasional debe conducir a la unión estable de la pareja y constituirse en la única base de la convivencia de la pareja, representada por la institución del matrimonio, además, del amor romántico, también la satisfacción sexual debe darse en el matrimonio. Este mito tiene un poder muy importante, la Iglesia a través del sacramento matrimonial presenta el matrimonio como un vínculo sagrado, donde lo erótico, era penado por la Iglesia y las relaciones sexuales fuera de los fines reproductivos eran cruelmente señaladas.
En este sentido podemos pensar al Amor Romántico como un constructo socio-cultural, sostenido por distintos mitos, siendo de suma importancia en la organización y la estructura de las relaciones interpersonales, en la configuración de las instituciones públicas y privadas, y en su capacidad y funcionalidad como regulador social.
Muchos de los elementos que caracterizan al Amor Romántico perduran hasta nuestros días, estando muy presentes en el imaginario social y participando en el proceso de elección y construcción de las relaciones de pareja. La comprensión de lo que significa el Amor Romántico va a ser clave para entender los conceptos de fidelidad e infidelidad en la época actual.
nsión de lo que significa el Amor Romántico va a ser clave para entender los conceptos de fidelidad e infidelidad en la época actual.Nada tan líquido como el Amor: Fidelidad y Posmodernidad
“Pero ni siquiera nos conocemos en persona”: La Infidelidad en tiempos de Whatsapp
Conclusiones
Aunque la infidelidad virtual es un fenómeno novedoso y todavía muy poco estudiado se podría afirmar que su existencia genera consecuencias psicológicas muy similares a la infidelidad presencial. La aparición de sentimientos de tristeza, angustia, enojo y la idea de traición a las reglas de juego establecidas en la relación, aparecen decididamente en la persona víctima de una infidelidad.
Se podría considerar, entonces, a la infidelidad virtual como un tipo específico de infidelidad caracterizado por el contacto con una tercera persona ajena la relación de pareja a través de medios digitales por parte de uno de sus integrantes, sin consentimiento o conocimiento de la otra.
Desde luego, y al igual que ocurre en la infidelidad presencial, el impacto que tenga una infidelidad virtual en una relación de pareja dependerá de las expectativas y acuerdos previos que ésta tenga.
Muy posiblemente, haya una correlación positiva entre el incremento de usuarios de redes sociales y el incremento de casos de infidelidad virtual, lo cual podría conducir a un cambio cualitativo en cuanto a la definición de infidelidad, de modo que habría que repensar sus criterios de inclusión y exclusión de esta categoría.
Las infidelidades virtuales representan todo un desafío para los profesionales en salud mental que trabajamos con parejas, debiendo comenzar a estudiar este fenómeno a fin de poder determinar con mayor rigurosidad sus características, modalidades y consecuencias. Probablemente esto nos conduzca a repensar y/o ampliar nuestras concepciones sobre la fidelidad e infidelidad.
Mauricio Fracapani. Psicólogo. Magister en Psicoterapia Sistémica.
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