UNA MIRADA A LA TERAPIA DE PAREJAS


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Las primeras observaciones que hacemos del sistema pareja

La Terapia de Pareja resulta una especialización ya que presenta características diferenciales en su ejercicio profesional. Si bien podemos acceder a la lectura de las herramientas técnicas para su desempeño, el desarrollar las habilidades para ponerlas en práctica en el ejercicio profesional no es una tarea de fácil resolución. Poner en escena la técnica en la consulta implica prioritariamente del desarrollo del criterio profesional, previo registro de los conocimientos adecuados que fundamenten la utilización de determinadas maniobras sobre otras. El presente trabajo apunta a poner el ojo en el desarrollo de dicho criterio teniendo en cuenta la implicancia de la epistemología del profesional como factor limitante en la observaciónón de los sistemas.
Estadísticamente, la Terapia de Parejas es una de las más abortadas por los consultantes y terapeutas; de hecho, cuenta con prejuicios culturales que obedecen a la frustración tanto de los pacientes como de los profesionales. Tiene diferentes variables que, de no ser tenidas en cuenta, pueden convertir el objetivo de querer solucionar un inconveniente relacional en la incrementación de un conflicto con el consecuente resultado de pérdida vincular tanto para los miembros de una pareja como para el terapeuta.
 

El primer acercamiento

Me escribe por teléfono Anton pidiendo una consulta. Dice que hace un tiempo presentan discusiones con su esposa que no pueden resolver, y que han pensado en terapia. Rápidamente coordinamos un encuentro.
Cuando ingresan al consultorio observo que Ana es una mujer de alrededor de 32 años, muy bien arreglada, moderna y se muestra muy amable. Anton tiene un estilo extranjero, relajado en su forma de vestirse y apenas saluda no tardé en percibir su acento alemán; ingresa con el ceño fruncido y con un aspecto fastidiado.
Después de los saludos y recopilar los datos básicos, les consulto “qué los hizo decidir venir a terapia?”. Inmediatamente Ana responde:
  • “Empezá vos que sos quién quiso que viniéramos, te doy la palabra”; se miran fijamente.
A lo cual Anton responde: “Veo que soy el único interesado en arreglar esto”.
  • “Como siempre vos sacas tus conjeturas” dice Ana. Y continúa: “Bueno, es todo el tiempo así, perro y gato. Y yo ya estoy harta de ésta situación, no se puede vivir así todo el tiempo, y no le veo arreglo. Entonces le propuse que nos separemos y acto seguido estamos sentados acá”. 
Aquí hay tres puntos dónde focalizar; veámoslos:
1 – la pregunta “qué los hizo decidir venir a terapia?”, como “qué los trae por aquí?”, o “en qué los puedo ayudar?” son preguntas abiertas que inmediatamente los vincula con la situación actual. 
Los consultantes nos van a responder con la QUEJA que tienen, sus verbalizaciones (que es sumamente valioso registrarlas tal cual como las dicen), nos van a referir acerca de cómo cada uno describe el problema, o cómo cada uno se ve implicado, afectado o comprometido con el problema. Incluso muchas veces refiere cómo perciben a su relación de pareja o al otro miembro de la pareja. Nos puede dar una idea de la molestia que tienen, si ésta molestia refiere angustia, o tensión, tristeza; o el sentimiento que la envuelve. También nos muestra sus pensamientos al respecto, sus ideas que en definitiva son las ideas que se encuentran peleando y que los enfrenta. 
Ana lo invita a hablar, pero deja claro que primero habla ella, muestra un tono de tensión y lo deja expuesto como el demandante de la consulta. Generalmente, a la consulta llega uno más motivado a trabajar que el otro, o uno puesto en el banquillo de los acusados y el otro en una posición de superioridad, o uno en posición de víctima y el otro de victimario. Es importante que nosotros como terapeutas no dejemos que uno sólo se explaye en la queja sin darle oportunidad al otro de manifestar su posición. 
Anton en pocas palabras la define a ella como no interesada en la relación y se puede sentir su molestia por esto. Su tono es cortante y definitivo. 
Finalmente, Ana define la situación actual de la pareja y le muestra a través de una generalidad “vos como siempre…” algo que aparentemente le genera tensión. 
Queda claro que hay tensión entre ellos, que Ana ha propuesto la separación, que eso ha movilizado a Anton a pedir consulta y que Ana está más dispuesta a mostrar su QUEJA, que Anton es una persona de pocas palabras.
Como vemos, detrás de esta interacción dialógica encontramos: 
  • Un mensaje literal (lo dicho)
  • Un mensaje relacional (que nos deja empezar a perfilar la naturaleza de la relación)
  • El aspecto autorevelador del mensaje (lo que te digo habla de mí, de cómo estoy, de lo que pienso, de cómo me comporto, de cómo soy)
  • Lo que pienso de vos, hay algo que digo que refleja lo que creo acerca de vos 
2 – Debemos tener claro que cuando asisten dos consultantes es que hay un DESACUERDO importante entre ellos y no lo pueden arreglar, generalmente ya lo han intentado varias veces y han fracasado en ello. Por lo que se van a mostrar en veredas diferentes, ya sea en sus sentimientos, y/o pensamientos, y/o conductas. Ellos nos van a mostrar el desacuerdo, pero esto es sólo un minúsculo pedazo de su historia, atrás hay recursos de la pareja, buenos momentos, afectos positivos, proyectos; etc. Y menciono esto ya que la mayoría de los terapeutas que se inician en Terapia de Pareja vivencian estas primeras exposiciones de los consultantes con mucha tensión, y sensación de dificultad de poder lidiar con esa polaridad que dejan al descubierto tan vívidamente.
3 – El tercer factor a observar, es qué TIPO DE RELACIÓN TERAPÉUTICA se presenta. La interacción en términos de colaboración entre terapeuta y consultante puede describirse como VISITANTES, QUEJOSOS o COMPRADORES según la descripción de De Shazer. No dejamos de considerar que los diferentes tipos de vínculos no resultan estáticos, sino que se irán modificando a partir de los cambios que se introduzcan por cualquiera de los protagonistas del proceso terapéutico. Como dijimos antes, generalmente no presentan la misma motivación para asistir a terapia; pero también suelen tener diferentes posiciones ante la situación que los aqueja. Observar la relación terapeuta-cliente nos permite ajustar al lenguaje del consultante las estrategias para el cambio. 
En este caso, y siguiendo la discriminación realizada por el citado autor, decimos que Ana es una consultante que en esta primera impresión nos puede parecer QUEJOSA/DEMAMDANTE; y que Antom también ya que los dos refieren que existe un problema, pero refieren al “otro” como el problema, quiere que se solucione, pero no se ve como parte de la solución. 
Esto nos conduce a plantear la conversación terapéutica sobre la observación y reflexión que permitan describir la interacción y, por ende, su participación en el problema.
Siempre me atrajo el hecho de que las PAREJAS es un tema que nos toca a todos, en algún momento y en algún lugar algo sabemos, algo experimentamos, algo queremos o algo buscamos en las parejas. Nos toca a todos, y nos trae una pila de pensamientos, sentimientos y conductas que nos envuelven paseándonos de la montaña rusa a la tibia tranquilidad. 
Y esos polos son los que nos encontramos en la consulta, personas que se quieren y se lastiman, personas que se necesitan y se rechazan, personas que intentando resolver lo que les pasa desarman lo que tienen.
Aquí vamos a tratar de desenmarañar estas situaciones, darle una primera mirada desde las Terapias Sistémicas que nos permitan abordar posibles soluciones o narrativas diferentes. 
Será necesario hacer un recorrido por diferentes temáticas, algunas de carácter general de tales sistemas, otras más específicas. 
Como profesionales de la salud sabemos la multiplicidad de sintomatología que presentan los miembros de las parejas cuando acuden a terapia y simultáneamente, contamos con un tiempo muy breve para poder mantener la motivación en la resolución de sus pesares. 
Somos consciente que es una propuesta como muchas otras, una propuesta basada en la experiencia de años de co-construir con los consultantes medios para solucionar sus dificultades. Éste será finalmente un aporte.

¿Qué entendemos al hablar de parejas?

Sin duda es un concepto que ha evolucionado, crecido y cambiado a lo largo de la historia. Pero sí de lo que estamos de acuerdo es que se trata de dos personas ligadas en una relación vincular. 

Adherimos a las epistemologías sistémicas por lo que vamos a observar al sistema “pareja” como más que la suma de sus partes. 

La pareja es un medio natural, que a medida que pasa el tiempo va elaborando pautas de interacción, que finalmente van a regir la estructura del sistema de dos, que a su vez ésta misma, rige el funcionamiento de sus miembros, mostrando la gama de conductas apropiadas. Veamos algo de los miembros que conforman la presente pareja.

Ana ni bien terminó sus estudios universitarios se fue al extranjero a hacer un postítulo, vienen de una familia de clase media, unida y muy vinculada en las relaciones intrafamiliares. Dos hermanos mayores que ella, también profesionales. El papá era profesional con una carrera de mucho esfuerzo para conseguir el lugar que había logrado, su madre ama de casa y con una carrera frustrada; dedicada a la crianza. De Domingos de asados y festejos familiares, y valoración por los vínculos de amistad.

Anton es el hijo mayor de dos hermanos, de una familia con un padre ya fallecido que era diplomático y junto a su madre viajaban mucho, él recuerda verlos poco y compartir reducidos encuentros familiares. Tanto él como su hermano comenzaron su recorrido por diferentes países desde muy jóvenes.

Se conocieron viajando, “fue amor a primera vista” relataron ambos. Anton refiere: “me cautivaron los lazos familiares, cuando la escuchaba hablar con sus hermanos y contarles cosas de su vida, de nosotros y la necesidad de hablar con su madre y compartir sus experiencias… me encantó cómo se relacionaba”. 

Ana lo recuerda… “me pareció tan desestructurado, seguro, divertido y con una cultura general que me cautivó”

Viajaron juntos unos meses y cuando decidieron convivir y formar una familia, sin ninguna duda era en Argentina. Se mudarían cuando consolidaran el proyecto de familia. Poco tiempo después se mudaron, se casaron y tuvieron 3 hijos. 

A Anton lo recibieron muy bien en la familia de Ana. Le costó encontrar trabajo aquí. Se las arregló un poco con el idioma, pero no lograba hablar de corrido el castellano. En su casa pactaron hablar alemán para que los niños se críen con ambos idiomas. A pesar de los Domingos en familia, no le gustaba mucho el folklore del asado y las largas sobremesas. 

Ana llena de amigos/as y con tres niños muy seguidos, se refugió en su familia y sus amistades para acompañarse en la crianza, mientras se fue incorporando cada vez más al mundo laboral. Entendía que Anton no le gustaban muchos los asados de los fines de semana, pero ella necesitaba de sus vínculos. 

Ambos habían decidido respetarse los espacios personales, ella llena de gente, amigos, familiares; él lleno de lecturas, momentos de soledad escuchando música que disfrutaba mucho, y mucha interacción y actividades con sus hijos.

Podemos observar aquí dos personas que provienen de crianzas totalmente diferentes, ella una familia muy unida que ni la distancia del mar cortó la cotidianidad de sus conversaciones con sus vínculos. Él muy acostumbrado a vivir sólo y con grandes expectativas de construir vínculos familiares fuertes, sus hijos paseaban en su novela familiar incluso antes de conocer a Ana. 

Si hacemos un sondeo bibliográfico vamos a encontrar aquellos que hablan de la pareja como un sistema de dos, donde se trabaja sobre la relación actual y sobre sus creencias, expectativas que la conforman como una pareja, y en sus técnicas terapéuticas apuntan a reacomodar el tejido relacional de manera que sea funcional para sus miembros. 

También debemos considerar como observamos aquí, algunas variables de sus historias que se hacen presente en su actualidad e impactan en este tejido relacional.

Sin duda, dicho tejido relacional es la pareja que se hace presente en la consulta, definitivamente es ese nuestro consultante y quién se encuentra afectado. 

Los sujetos interaccionan según sus ideas acerca de sí mismo y el otro, sus idiosincrasias, semejanzas y diferencias, sus ilusiones, sus recursos, sus estilos atribucionales o modos de explicar la manera de ver la vida y sus experiencias; y a través de estas interacciones van construyendo el sistema de creencias de la relación de pareja; sistema que a su vez va a modelar y determinar algunas conductas de sus miembros. 

Esta pareja a su vez está en permanente coexistencia con un mundo cambiante, un mundo posmoderno. Cuando pertenecemos a una pareja organizamos creencias sobre nosotros mismos y el otro, a través de las que nos relacionamos. Así también esas ideas impactan en nuestras emociones y finalmente, construyen nuestros sentimientos. Con esas ideas y sus correlatos emocionales/sentimentales nos vinculamos con nuestra pareja, y es esta “pareja” la que nos confirma o modifica esas ideas y afectos. En ella recreamos las ideas de nosotros mismos, de nuestras creencias anteriores. En ella construimos o deconstruimos nuestro mundo afectivo.

A veces, las disfuncionalidades de las parejas resultan estar basadas en las creencias de cada uno, del otro y de cómo es la relación, y su historia y cómo todo esto impacta en sus sentimientos y en el sentir o el cómo vivencio al otro. En la actualidad solemos encontrarnos con sistemas vinculares con situaciones multiproblemáticas. Hay una serie de factores socioculturales que se manifiestan en las relaciones actuales. 

La socialización que cada protagonista de un proceso terapéutico, incluso nosotros profesionales como lentes para entender y descifrar algo de lo que ocurre en estos sistemas, entonces yo me pregunto como participante del sistema terapéutico, qué me muestran cada uno de ellos de sus expectativas de género, de intimidad, de interacción; y qué puedo ver de eso y qué no puedo ver reflejo de mis limitaciones epistemológicas. Para pensar…

Me gustaría aclarar que mi manera de ver estos sistemas es en tres dimensiones, que funcionan como bucles recursivos:

  • Una dimensión externa; allí tomo en cuenta lo que se ve desde afuera, y la interacción que observo entre ellos, incluso cómo interactúan conmigo en la terapia. Considero variables como el estilo comunicacional de cada uno, el ciclo vital, el contexto donde están insertos, etc.
  • Una dimensión dual; que observo aquí la naturaleza de su relación y cómo cada uno impacta en el otro. Es literalmente observar la Pauta interaccional y por ende, el tejido relacional. Cada pareja, como se mencionó anteriormente, ha construido su identidad relacional; y es eso, cual si fuera la coreografía de un tango, lo que pretendo observar: cómo se miran, cómo se tocan, cómo se apoyan uno al otro, se acompañan o complementan en sus movimientos o asumen posiciones simétricas, se desnudan emocionalmente o simplemente se interpretan; qué recursos refieren y qué vulnerabilidades como sistemas denuncian; etc., sin olvidar que hay mucho más de lo que yo puedo observar.
  • Una dimensión interna; que nos explica porque una situación es vivida a título personal para una persona y la misma situación es insignificante para la otra. Aquí se pone de manifiesto el apego de cada uno y como se entrecruza con el otro, también se refleja la experiencia de vida de cada uno que hace que relea las experiencias actuales que tiene y el modo de vincularse con la intimidad. Finalmente, así determina las narraciones que hace de su vida y de la del otro.
Pienso que en la terapia nos muestran la dimensión externa, es lo que vemos y podríamos hasta describir fenomenológicamente. Aquí sólo podríamos hacer cambios de tipo 1, y estos cambios no son menos importantes, hasta a veces es bueno comenzar por focalizarnos aquí para poder generar pequeños cambios conductuales que permitan alivianar las tensiones o conflictos. Yo les llamo “apagar incendios”. Sin duda, no nos arregla el problema pero al bajar el nivel de tensión ya podemos luego trabajar con lo que queda de manera más amigable.

Prontamente llegamos a la dimensión paralela donde ponemos de manifiesto las pautas interaccionales y comenzamos a interiorizarnos en cómo hacen para conservar esas pautas de no cambio y que los lastiman, y cómo se convierten en una doble coerción recíproca como lo describiera Mony Elkaim tan claramente, y que comenzamos a ver por qué este síntoma tiene una explicación tan lógica en este sistema aunque los lastime y los lleve a situaciones extremas. Es bueno desglosar la pauta en todos sus aspectos con los consultantes: Conducta, pensamiento y emoción/sentimiento. Traducimos cada uno de estos aspectos para que cada uno entendamos que hay en esas interacciones.

Y finalmente, la dimensión interna nos permite observar desde qué aspecto cada uno en su interior (que yo identifico con aspectos del apego) ha activado para enojarse, vulnerabilizarse e incluso hasta a veces no reconocerse en conductas que describen como “saca lo peor de mí”, “siento que me muero”. Acceder a este aspecto más involucrado con lo emocional propiamente dicho, nos permite realizar un cambio tipo 2. Cuando alcanzan a comprender qué fibra emocional se les activó o impactó con la conducta del otro y con qué interacción vincular tiene que ver de su propia historia; o viceversa, cuando observan que una conducta de ellos impacta de tal o cual modo en el otro activando viejos dolores; se permiten desenredar pautas disfuncionales.

Las parejas de hoy y sus particularidades
Las tendencias vinculares de las parejas en la actualidad se debaten entre el concepto de   “hasta que la muerte nos separe” Vs. “hasta que el amor termine”.

Esto nos muestra que hoy, tal como dice Daniel Moreno “yo no quiero una pareja para toda la vida, yo quiero un amor real”, ahora nos preguntamos qué es real para cada uno, o qué significa lo real para cada uno.

Hoy se habla de una tendencia a las relaciones líquidas, haciendo referencia a relaciones escuetas, pero lo cierto es que hay una diversidad de propuestas vinculares que hablan de la manera en cómo las personas están eligiendo armar sus parejas en la actualidad.

Es cada vez más frecuente la presencia de relaciones entre personas de diferentes procedencias (social, geográfica o étnica). La pareja que presentamos anteriormente es una pareja bicultural, estas parejas tienen una tarea extra en la constitución de su identidad como sistema-dual, y es que deben engranar ambas culturas sin descalificar la del otro y dándole un espacio a la propia. Hablo de idioma, rituales, costumbres, creencias e incluso hábitos que se reflejan en el convivir diario. Para ambos va a ser necesario que habite en su relación algo de lo propio, pero también el poder compartir con el otro algo de esto, de lo contrario se vivencia la forma de ser o pensar como aspectos rechazados por el otro.

Ana dice: “¡Nos peleamos por cosas insignificantes, tonteras. Él no entiende que yo pueda salir del trabajo y pasar a lo de una amiga por unos mates, o por mi vieja a llevarle un poco de verdura, o si voy a buscar los chicos que me demoro hablando con mi hermano, y cuál es el problema!!!. Yo sin embargo le insisto en que llame a su hermano, o a su madre, puede pasar un mes y no sabe de ellos. Desde que estamos acá sólo han venido dos veces. Eso no es raro?”

Anton la mira y dice: “Bueno. No me parece ir de golpe a la casa de alguien sin avisar previamente, la gente tiene sus actividades. A mí no me gusta que me hagan eso. Y yo no necesito hablar todos los días. Hablamos para saber cómo estamos y si hay información importante que intercambiar”.

Podemos ver que los consultantes hablan de su cultura, lo que tienen normalizado como lo esperado. Ambos tienen sus razones para defender su mundo conocido. Ambos necesitan que se respete algo de esta epistemología. Es posible que aquello que propone el otro miembro de la pareja lo vivencien como incómodo, desajustado o hasta incorrecto.

Esto es lo que tan claramente escuchamos en sus discursos, cuando fundamentan o defienden al grado de poner a la relación de pareja en niveles altos de tensión y conflicto; defienden una idea de lo que consideran que “es lo que debe ser” sin detenerse a pensar que su paralelo está en la misma situación. 

Nos dijera Beck acerca del “extranjero” “que por el hecho de estar y quedarse aquí pone en cuestión el concepto aparentemente «natural», que tienen los autóctonos de las líneas divisorias y la pertenencia. Justo esto es lo que caracteriza a las parejas y a los matrimonios binacionales: el extranjero, el que «llega hoy y se queda mañana» —el que, por lo tanto, pertenece y a la par no pertenece a un lugar, porque contradice la autodefinición de la sociedad mayoritaria—, vive y ama en el centro de nuestras vidas”. 

Con otras palabras, es necesario precaverse contra todos los ensayos que atribuyen mucha importancia a la cultura de origen para entender lo que ocurre entre los miembros de las parejas mixtas”. (Beck y Beck-Gernsheim pag.40) 

Vamos a pensar aspectos de sus contextos.

La influencia del contexto sociocultural

No podemos negar el contexto en el que se conocen Ana y Antón, estudio de postítulo, viajes, conocer el mundo, proyectar una familia, etc. Luchar en contra del mundo para estar juntos, jugársela uno por el otro. 

Yo los veo por primera vez cuando ya tenían pasados los siete años de estar en Argentina, y nueve años de su relación ella cada vez más involucrada con su trabajo, él cada vez más reticente a la cultura argentina y con dificultades laborales, muy involucrado en la crianza. La rutina y un exceso de costumbres argentinas lo estaba empezando a molestar.

Anton: “es verdad que Ana muchas veces me invita a la casa de sus amigos y yo no voy. Eso de que todos se pongan a hablar alrededor del fogón, con el vino… llega un momento que me fastidio” 

Ana: “Anton es muy bueno, es muy intelectual y reconozco que esas juntadas de mis amigos no son tan intelectuales y se aburre. Después se va quedando apartado y tampoco eso me hace gracia. Finalmente ha sido más cómodo que no asista a todas las juntadas pero yo termino funcionando como una mujer separada, salgo con mis niños y él se queda solo”

Observamos que cada uno refiere su experiencia y su manera de ver el mundo, basado en su cultura y epistemología que naturalmente usan para darle sentido a sus conductas.

Podemos considerar que quien ha vivido en un país como Alemania tal como lo refiere Beck, cuentan con un haber experiencial donde “han pasado toda su vida en la segura sociedad del bienestar alemana: ha dejado atrás su patria, a las personas ligadas a ella, su idioma, el paisaje, los sonidos y los olores; quizás también ha dejado atrás pobreza y hambre, revoluciones políticas, persecución y desalojos, terribles amenazas o violencia directa: el equipaje de recuerdos que lleva consigo comprende muchas cosas. Los migrantes no pueden deshacerse de este equipaje como si se tratara de una molesta carga, porque está unido a su historia personal. Se lo llevan consigo a su nueva vida, y también a un nuevo amor”. (Beck pag.42)

Esto facilita las incomprensiones y expectativas entre los miembros de las parejas, generando posturas para cada uno radicalmente defendibles a la vez que, éstas mismas posturas los define en un desencuentro solitario, donde si bien ellos respetan de alguna manera la postura y/o necesidad del otro, esas vivencias no son definidas como compartidas, sino; vivenciadas con otras personas, generando sentimientos de soledad, incomprensión y no identificaciones de cotidianidades. No necesitamos parejas mixtas o biculturales para encontrarnos con estos escenarios, pero es claro que en estas parejas son variables que se hacen presente.

Crisis y etapas de las parejas

Las parejas pasan por diferentes etapas, que presentan cada una de ellas particularidades con las que tienen que lidiar y adaptarse. Les llamamos Crisis Vitales e implican la necesidad de un cambio evolutivo. 

Como vemos, Ana y Antón se encuentra en la Etapa de la Primera Crianza. Es un período de altos niveles de estrés para los miembros de la pareja (de hecho, los más elevados estadísticamente), con  una demanda absoluta de sus hijos que en ese momento tenían 7 años, 5 años y 2 años. Pocos o nulos espacios personales y con una alta necesidad de coordinar horarios y toda la logística para asistir a tres niños pequeños, casa y trabajo. Eso sin duda, deja a la relación vincular con poco espacio para vivenciar experiencias netamente de pareja amorosa (no de pareja parental que de eso hay muchísimo en este sistema) que les permita descontracturar las situaciones y generar enganche entre ellos.

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Muchas veces las parejas refieren esta etapa como “cada uno está en lo suyo”, “estamos en distintas frecuencias”, “no tenemos tiempo para nosotros dos”, “lo único que hacemos son postas, él llega y yo me voy, yo me encargo y él se va…”. Generalmente estos relatos traen aparejados sentimientos de soledad, de desconexión afectiva, e ideas concatenadas que reflejan el malestar; “yo no le intereso”, “pienso que es muy egoísta y sólo quiere hacer cosas para él/ella”, etc.

Acerca de conflictivas actuales

Muchas son las conflictivas de las parejas actuales.  

En las parejas generalmente hay uno de sus miembros que trabaja fuera de la casa más que el otro, o hay diferencias en los ingresos, o en la manera en cómo quieren organizar y distribuir la economía en la casa. 

A diferencia de otros países, la variable económica en la Argentina tiene un fuerte impacto en las parejas, debido al nivel de inestabilidad económica que manejamos, la peligrosidad en la pérdida de trabajos y la dificultad en la reinserción laboral que existe en nuestro país. Esto trae aparejado una serie de vaivenes emocionales que impactan en las personas.

En la pareja en cuestión, el período que convivieron en el extranjero era Anton quién tenía mayor ingreso y flexibilidad económicos. Ana estaba capacitándose y parte de estos gastos estaban sustentados por sus padres. Una vez llegados a la Argentina, ella comenzó a insertarse laboralmente con mayor rapidez ya que su profesión lo permitía y sus contactos lo facilitaban. De hecho, cuando yo los veo ella había logrado un importante cargo en su rol profesional, y era reconocida entre sus pares.

Anton había priorizado por arreglo de ambos, quedarse más tiempo en casa al cuidado de los niños y trabajaba de manera independiente en los horarios en que los niños estaban institucionalizados. 

Podríamos decir que en la consulta vamos a encontrarnos con “Nuestras epistemologías como terapeutas” que en definitiva van a ser los lentes a través de los que vamos a observar, y las “Conflictivas actuales de las parejas”.

En definitiva y parafraseando a Omar Biscotti, las conflictivas actuales no son más que conflictivas pasadas “aggiornadas por conflictivas actuales”.

Observemos aquí cómo la realidad actual económica-laboral de cada uno da una percepción y definición de cada uno consigo mismo, de cada uno frente al otro, de lo que espera cada uno del otro y de las diferencias que eso tiene con la pareja original de Ana y Anton. Ahora el miembro autónomo e independiente es en una importante medida dependiente y la persona estudiante dependiente es ahora el profesional a cargo y que de alguna manera está sobresaliendo en este aspecto. Es importante considerar tanto desde lo económico, como desde lo cultural el impacto que esto puede traer en una relación. Anton un hombre de mundo hoy aprendiendo cómo se es ser un hombre en Argentina. Ana una estudiante siendo una mujer posicionada laboral y afectivamente en su ciudad. Estos cambios de roles y de posiciones obviamente les trae aparejado una serie de sensaciones, sentimientos, pensamientos que cada uno tienen que lidiar primero consigo mismo y luego averiguar en el otro. Al menos a nosotros profesionales nos permiten hacer hipótesis acerca del impacto que pueda tener estos cambios de roles en la relación y en cada uno de ellos.

Como dijimos anteriormente, las conflictivas actuales no son más que conflictivas pasadas “aggiornadas por conflictivas actuales”.

¿Qué hay de las elecciones de pareja?

En las elecciones de pareja buscamos aceptación, confianza, apoyo y protección. Esto fortalece una relación amorosa. Buscamos el amor confluyente sostenido por la satisfacción constante y los beneficios que ella otorga: compromisos contingentes e individualizados.

Los autores concluyen que la elección de pareja es una estrategia sexual que se ajusta a u problema adaptativo específico. En ella influyen mecanismos psicológicos como las preferencias por una pareja concreta, los sentimientos amorosos, el deseo sexual etc. Estos mecanismos son sensibles a la información o a las señales del mundo exterior, como los rasgos físicos, los signos de interés sexual; también parafraseando a Buss, son mecanismos sensibles a la información sobre nosotros mismos, como la capacidad de atraer a una pareja que pueda ser deseable.

Ana y Anton se habían tatuado las iniciales A y A y decían “Me gustaba la persona que era con vos”.

Cuando indagamos que los cautivó del otro, podemos encontrar aquellas variables que a cada uno le influye en su elección, lo que vieron del otro y aquellos mecanismos psicológicos que les lleva a tomar decisiones radicales como irse a vivir a otro país totalmente desconocido, o fascinarse por la seguridad en las posturas de una persona.

“Cuando el amor no es locura, no es amor” Pedro Calderón de la Barca

El papel que juega el amor

El amor es un sentimiento que emerge de las fases del sistema límbico, por lo que el amor “se siente” y sólo lo pensamos cuando lo sentimos, no pasa por el hemisferio izquierdo. 

El amor no es una emoción (que tienen condición primitiva como fenómenos psicofisiológicos, y representan modos de adaptación a los cambios que presenta el medio ambiente), el amor es un sentimiento (o sea que implica un proceso más complejo que contiene variables cognitivas, tiempo y variables pragmáticas). Sin duda los diferentes autores coinciden en que el amor es una construcción que está mediada por actos. Lo vemos en las descripciones que los consultantes hacen del tema: por ejemplo…

Ana: “No sé si es voluntarismo. Eso de intentar y seguir intentando. Me siento responsable de mis sentimientos. Esa sensación de tristeza. Me gustaría sacarme esa sensación fea. Sentirme en paz. Él me dice que esto lo tenemos que arreglar por los chicos porque no me voy a perdonar nunca el hacerlos vivir en una familia dividida. Pero hoy no es como antes, antes estábamos dispuestos a todo. Hoy siento que no puedo resignar cosas por estar con Anton”

Anton: “Estoy tratando de organizar sentimientos y pensamientos. Con los niños es difícil. Creo que Ana necesita sacar su tristeza. Me siento frustrado pero a veces la casa es difícil y tengo poca paciencia para hacer más cosas. Uso la paciencia para los hijos y el trabajo. Estoy buscando paciencia para ella, pero no la tengo. Veo que a ella se le hace difícil por no ver a sus amigas, yo eso no lo extraño porque en Alemania nunca nos juntábamos en grupo. Para ella su ansiedad y sin amigas se pone difícil. Creo que no me ama como antes”.

Sin duda su contexto ha cambiado y por ende sus conductas; y las conductas que cada uno ve del otro hoy no la definen como conductas de amor, hoy no las decodifican como conductas de amor.
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La importancia de la primera entrevista

Cuando llega una pareja a la consulta sé que ya vienen con un monto de frustración por lo que no han podido resolver, y vienen a mostrar sus heridas. A veces temerosos, a veces con vergüenza, a veces con culpa. En fin, nos muestran su mundo desde el dolor. Es por ello que lo primero que considero es en agradecerles en mostrarme esta faceta de vulnerabilidad, en reconocerles el valor, el coraje y sobre todo, el respetar sus sentimientos. 

Desde la terapia Sistémica consideramos que “ambos son víctimas de pensar en su idea de cómo debe ser una pareja o el amor” y QUÉ de esto no se está cumpliendo es lo que debemos desglosar. 

En la primera entrevista ellos vienen enfrentados, generalmente posicionados en lugares que están muy definidos en defender y con imposibilidades de poder integrar lo que dice, hace o quiere el otro. La gran meta de la primera entrevista es que se vallan con un objetivo compartido, y éste es el gran desafío terapéutico. 

Para ello podemos usar algunos recursos que presentamos a continuación:

Las preguntas que nos conducen a definir objetivos

Lograr que el antagonismo que refieren se termine concretando en un objetivo compartido por ambos miembros, es un importante, tal vez la meta más sobresaliente de la primera consulta y del proceso en sí. 

¿Qué sería para esta pareja estar bien?, ¿qué necesita cada uno de los miembros de la pareja para sentirse bien dentro de la relación? 

Para que una relación vincular funcione deben lograr cumplir con algunos de sus objetivos, ambos deben sentirse bien dentro de ese sistema. Obviamente estas expectativas no son completas en su totalidad, pero sí deben ser cubiertas en su mayoría. 

El estar en pareja es una decisión que involucra los afectos, estilos de vida, pensamientos y muchos aspectos de un ser humano. Por lo que hay que averiguar qué sería ESTO para cada uno de sus miembros.

Muchas veces al hacerle estas preguntas a un miembro de la dupla, trabajamos de manera indirecta con el otro miembro presente, ya que lo ponemos en el lugar de escucha de las necesidades, ideas y objetivos de su par. Es interesante observar cómo en varias oportunidades esta intervención relaja la tensión al escuchar que “Bueno… a pesar de las diferencias que tenemos, aún quiere estar conmigo”, “Visto de esa manera, también tiene derecho a sentirse molesta cuando yo no me siento a gusto y me aparto en los asados de los domingos”. 

Cuando realizamos esta intervención permitimos que se digan al contestarnos a nosotros, lo que realmente están peleando, buscando, debatiendo. Pero esto es dicho en un contexto cuidado, sin gritos, o con los afectos controlados. Y con un profesional que muchas veces reedita esa información. 

 

Co-construcción del motivo de consulta

Definitivamente, cada uno de los consultantes tiene sus objetivos como vimos, pero lo importante es que definamos un objetivo que los aúna a ambos. 

Como mencionamos anteriormente, deben irse con una idea que los defina en una lucha compartida: Luchar por sacar adelante a la pareja, lograr bajar las tensiones de las discusiones, no discutir frente a los hijos, saber que ambos están pasando por una etapa de dolor, definir si están dispuestos a continuar con una pareja erótica o sólo los encuentra hoy una pareja parental; etc. 

En una primera entrevista estaríamos en la Fase de Contacto y Exploración, definiendo cuál es el problema y cómo se desarrolla; y seguramente seguiremos construyendo con las siguientes sesiones. 

 

La primera observación de una pareja nos ubica en la Primer Fase de un proceso terapéutico. Es importante considerar que posiblemente las Metas van cambiando durante el proceso, que muchas veces no logramos delimitarlas tan nítidamente en la primera entrevista. Pero sí tenemos que trabajar en lograr un pequeño cambio que los aúna. 


Sonia Susana Fernández.
Psicóloga. Magister en Psicoterapia Sistémica
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Bibliografía

Bauman Z. (2005). Amor Líquido. Buenos Aires. Paidós.
Biscotti, O. (2006). Terapia de Parejas. Una mirada sistémica, Buenos Aires, Lumen.
De Shazer, S. (2009). Claves de solución en terapia breve. Barcelona, Gedisa. 
Elkaim, M. (1989) Si me amas, no me ames. Psicoterapia con enfoque sistémico.  Barcelona, Gedisa
Beck U. y Beck-Gernsheim E. (2012). Amor a distancia. Nuevas formas de vida en la era global. Paidos