DERIG: Área Discapacidad: "Sordo, pero no mudo"


Retomamos el concepto de inclusión porque se ha vuelto en estos tiempos un tema cotidiano y de uso frecuente en el ámbito de la discapacidad. Y justamente por eso queremos ponerlo de relevancia hoy. Sabemos que cuando se habla tanto sobre algo es probable que por iteración y redundancia los conceptos puedan terminar vaciándose de contenido, desvirtuándose y perdiendo por ello el eje central que posibilitó inicialmente su preponderancia y valoración. Esto acentuaría también la distancia entre su aspecto teórico y las verdaderas prácticas inclusivas.

Por eso en esta oportunidad les presentamos a Lucas Adlestein y un planteo muy personal sobre la temática. Nos gustó la simpleza con la que puede expresar temas tan complejos y valoramos la franqueza que surge de su vivencia, sin usar eufemismos ni complicados términos para ello. 

Lucas vive en Buenos Aires, tiene 22 años y es un activo difundidor de temáticas como la accesibilidad, inclusión y diversas experiencias vinculadas al mundo de la hipoacusia. A los 15 años luego de una operación fallida a partir de un mal diagnóstico inicial, se encontró con un cambio radical en su vida ya que había perdido de repente casi la totalidad de la audición. 

El título de esta nota “Sordo, pero no mudo” lo tomamos de su canal de youtube y podcast en Spotify en el que plantea diversos temas sobre la hipoacusia y puede explayarse hablando de la ansiedad, la incertidumbre y dificultades que se le plantearon a partir de su pérdida auditiva y de cómo un día comenzó a revertir estas emociones y, según sus palabras, logró sonreir como nunca.

Conocimos a Lucas porque fue entrevistado por alumnas de la electiva Discapacidad e inclusión en mayo de este año. En esa oportunidad nos ofreció generosamente ideas e interrogantes sobre la inclusión a partir de su propia experiencia como paciente con diversos profesionales de la salud. “Nosotros escuchamos” lo que tenía para decir y eso nos permitió profundizar acerca de nuestro rol como futuros  psicólogos y la actitud con la que debiésemos responder ante estos desafíos. 
Y como nos enseñaron que lo valioso se comparte, van para ustedes sus palabras. 
Escuchen a Lucas:

“¿Existe la inclusión sin empatía?”

Seguro existan muchos autores y definiciones que respondan “¿qué es la  inclusión?”. Algunos más abiertos, otros más cerrados. Algunos seguramente tuvieron algún familiar con alguna discapacidad y otros simplemente una empatía extra congénita.

Leí un poco de teoría de inclusión por arriba y me topé con definiciones como: “es un
concepto teórico que hace referencia al modo en que la escuela debe dar respuesta a la diversidad” o “es lograr que todos puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como individuos”.

En esas dos definiciones y en muchas más, simplemente nos muestran cómo la sociedad separa a la gente por lo que puede y no puede hacer. Así como la DIS-CAPACIDAD básicamente dice que no tenés la capacidad para transitar en este mundo, quizás no podés escuchar o no podés ver y listo: no estás apto. Son términos fuertes si uno se los pone a pensar, pero son reales y existen, así que hay que acatarlos. Pero como estamos hablando de personas, hay que ayudarlas.

Yo creo que se puede explicar qué es la inclusión, pero no se puede definir CÓMO incluir. Eso va muy relacionado a cada persona, cómo debe ser incluida y a su vez en qué etapa se encuentra esa persona o familia. Si hay algo que aprendí este año es que a la discapacidad la duelamos, en cualquier momento de nuestra vida, sea adquirida o de nacimiento, quizás dependa el nivel de conciencia de la persona pero es un duelo personal y familiar.

No son las mismas necesidades y por ende no es la misma inclusión ni tampoco será el mismo lugar que le dé en su vida esta persona a la discapacidad. Si la persona está negando lo que tiene, está deprimida o ya aceptó lo que tiene va a necesitar algo diferente, por ende, desde mi punto de vista la inclusión es otra: tenemos que poder aceptar y afirmar lo que tenemos, poder vivir con ello. Tenemos que poder incluir esa parte nuestra primero, en nuestro todo, aceptarla y poder salir adelante, poder vernos al espejo y sonreír.

No es fácil transitarlo. Hay que llorar, enojarse, patalear, buscar una solución, hacerla propia y en muchos casos salir adelante, aunque en otros no existe ese salir adelante.

No existe la inclusión sin la empatía, no podemos ayudar a una persona si no sabemos qué necesita, no podemos sanar a alguien que no sabemos en dónde le duele. Las personas además de necesitar ser incluidas, necesitan ser escuchadas, entendidas y apoyadas. Ahí es cuando automáticamente empiezan a ser incluidas.

Para poder incluir hace falta poder sentir, conocer y tener el interés de ayudar a la otra persona, tener motivación y convicción de que lo que hacemos va a ayudar y servir, probablemente en muchos casos le cambie la vida a la persona en ese lugar  en donde esté.

Personalmente, creo que el peor problema de las personas con alguna discapacidad es llegar a una depresión, y eso puede ser evitado si nos sentimos escuchados y acompañados, si tenemos herramientas para buscar nuestra inclusión y dónde queremos estar. Es clave poder escucharnos y que nos escuchen, que nos alienten pero no tratándonos de niños fuertes cuando tenemos 50 años, sino que sintiendo lo que nosotros expresamos y sentimos, lo que nosotros vivimos.

Yo creo que la inclusión necesita de humanismo, sentimientos y emociones. No se puede incluir sin ganas de hacerlo. 

No todas las personas podemos con todo, hay veces que las cosas nos exceden y hay veces que queremos desafiarnos y aferrarnos a algo. Seguramente en el ámbito profesional uno se cruce con pacientes y diga “yo no puedo” y siga atendiéndolo, o no encuentre las herramientas y la forma, pero si es más grande el “quiero ayudarlo y cambiarle la vida” va a dejar de lado el “yo no puedo”, porque las ganas, la motivación y el deseo de ayudar a un otro es más grande. Las personas con discapacidad necesitan atención y contención. Hay veces que es muy desafiante hasta incluso hablar con algunas personas y no es para todos. Creo que es muy importante hacer esto desde el corazón y saber cuándo nos excede y tenemos que derivar o dejar ir, siempre teniendo en cuenta que somos personas y trabajamos con personas.


Agradecemos a las estudiantes que entrevistaron a Lucas Adlerstein: Celeste Castro, Josefina Céspedes, Lourdes Guajardo y Victoria Stalloca.

Artículo realizado por la Lic. Pamela Fornés
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Gentileza Lucas Adlerstein

Para conocer más sobre Lucas Adlerstein y su mundo:

- Spotify Podcast: Sordo, pero no mudo.
- Instagram: @Hipoacusico
- Youtube @Hipoacusico

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02. Ansiedad e hipoacusia. La necesidad de controlar y saber qué me van a decir en cada momento

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Gentileza Lucas Adlerstein
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Gentileza Lucas Adlerstein