LA ACTITUD EN TERAPIA DE PAREJA


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Para establecer un claro acuerdo nos vamos a remitir a la definición de RAE (Real Academia Española)[1] que define actitud y ofrece dos acepciones. En la primera se refiere a la “postura” del cuerpo, especialmente cuando expresa un estado de ánimo. Por ejemplo las actitudes de un orador. O la actitud agresiva o amistosa[2] de un perro”. En cuanto al segundo significado lo define como “disposición de ánimo manifestada de algún modo. Actitud benévola, “pacífica, o amenazadora, de una persona, de un partido, de un gobierno.”
Se trata por lo tanto de una comunicación analógica[3]es el cuerpo el que muestra, comunica, el estado de ánimo. Creemos que la actitud en estos casos tiene una relación directa con la motivación para el cambio de quien realiza una consulta. En sus dos acepciones: “expresa un estado de ánimo” y por tratarse de una comunicación analógica, se transforma en una interacción.
Los problemas de quienes asisten a mi consulta se vinculan a problemas de o con la pareja. Por lo tanto asisten:
  1. De común acuerdo y por propia definición a una consulta, en la que ambos reconocen el problema como de la pareja, en general lo atribuyen a la comunicación.
  2. En otras oportunidades lo hacen por instancia de una las partes, (esposas, parejas, novias). Ellas solicitan el turno y ellos aceptan con diferente grado de motivación.
  3. En muchas veces se realizan consultas individuales que tienen como telón de fondo el problema de la pareja.
  4. En otras oportunidades la consulta se realiza por los problemas que plantean alguno de los hijos, que también tiene como escenografía familiar los problemas de sus padres.
La “semiología” que empleamos para realizar la evaluación del problema que nos presenta la pareja resultará posible si consideramos: a) los axiomas de la comunicación, b) los circuitos acerca de cómo cada miembro de la pareja piensa los hechos y la una secuencia en el tiempo (intrapsíquico o autorreferencial[4]), también y muy importante de cómo los relata, mostrando cómo son los acontecimientos para él o ella, relata pensado que debe mantener coherencia con las acciones emprendidas en la interacción con su pareja.
Recordemos los axiomas de la comunicación[5], ellos establecen que: 1°: “No es posible no comunicar”. Que 2°: Toda comunicación tiene dos aspectos, uno de “contenido y otro de “relación”, este califica al primero y es por ende una meta -  comunicación. Que 3° La naturaleza de la relación depende de la puntuación de secuencias de hechos. Que 4° La comunicación puede ser digital y analógica. Y que 5° La comunicación puede ser simétrica o complementaria, según se base en la igual o en la diferencia.
Es en la consulta que la actitud adquiere forma y significado, para quien observa, el terapeuta,  ya que se trata de una interacción. Debemos considerar la actitud de todos los que estamos involucrados en el proceso terapéutico. Obviamente quienes consultan y nosotros que los recibimos y con nuestra actitud mostramos nuestra manera de pensar las cosas, y lo más importantes son percibidas, para lo cual es necesario hacerla explícita, es decir “hablando de ellas”.
Consideremos algunas de las posibilidades más frecuentes que presentan las parejas al consultar:
  1. Pueden presentar un mismo relato y mostrar que las “cosas”, son similares para Esto muestra que ambos son consultantes, es decir tienen un mismo grado de motivación y compromiso por el cambio. Ese mutuo acuerdo, en el contenido los lleva al deseo a consultar, reconociendo que la diferencia entre ellos se vincula a los aspectos relacionales por ejemplo,  quién y cómo deciden las acciones de la pareja y/o de la familia.
  2. Otras veces el interés por el cambio, es de uno de los miembros de la pareja que tiene la intención que el cambio sea del otro miembro. Surgen dos posibilidades que este último acepte que debe modificar su conducta, difícil, porque no hubiese sido necesaria la consulta. La segunda posibilidad es que sólo acompaña, y de manera pasiva. Posteriormente ocasiones no cumple los acuerdos con lo que muestra el desacuerdo que en la entrevista planteó aceptar.
  3. La consulta de la pareja puede ser obligada, esta situación es frecuente cuando se trata de una indicación (orden) realizada por un juez, que la establece como una condición para el cambio de una carátula, o para modificar un régimen de visitas, etc. O bien por la consulta realizada por indicación de la escuela del hijo/a, para que sea posible la matriculación para el año siguiente. También como producto de la necesidad de representa el apoyo a un tratamiento médico, en el que resulta necesaria la colaboración de la pareja y/o de la familia.
Es clara la relación que existe entre motivación para el cambio y la actitud que se muestra, que en los ejemplos citados es diferente en cada uno de los miembros de la pareja. El terapeuta consultado debe intervenir de manera específica en estos casos que tienen a su vez variantes si se piensa en la influencia que sobre uno o ambos miembros de la pareja tienen las familias de origen y su marcada ascendencia (ofrecen la vivienda o realizan aportes económicos de manera permanente) o escasa influencia (viven a muchos kilómetros de distancia y no una alternativa para el cuidado de los nietos) en cada uno de los miembros de la pareja.
La actitud ante los problemas a resolver que se le presentan a la pareja, pueden ser similares o muy diferentes. Similares cuando los procesos de crianza y socialización también lo han sido. Muy diferentes si provienen de distintas culturas, con estilos de crianza diferentes, dado que las familias, profesan religiones diferentes, o bien éstas tienen marcadas costumbres basadas en la pertenencia a etnias diferentes.
Si las edades de los miembros resultan significativamente diferentes, al ser uno de ellos mucho mayor que el otro, la socialización de los mismos marca diferencias que con el transcurrir del tiempo resultan difíciles de sobrellevar. Parecida consideración debemos considerar si el status de cada uno al conocerse es diferentes, son los casos en el uno de ellos era subalterno de la otra persona (jefe/a – empleado/a) comienzan definiendo la relación como complementaria y deben a la construir áreas en donde las relaciones en algunas oportunidades se basan en la igualdad y en otras en las diferencias. Requiriéndose un permanente ajuste relacional.
En todas estas situaciones, hemos nombrado las más frecuentes las diferencias pueden ser motivo de conflictos a la hora de tomar decisiones sobre los hijos de ambos o de algunos de ellos, sobre la economía de la pareja y/o de la familia, de las relaciones con la familia de origen de cada uno, de la relación con el ex – cónyuge (madre o padre de los hijos), de las decisiones acerca de la intimidad de la pareja, de las relaciones sociales que cada uno mantenía en la etapa en que no mantenían la relación. 
Como terapeutas nuestra actitud deberá tener parámetros amplios que le posibiliten acomodarse a las características de los consultantes. La honestidad acerca de sus recursos ante la demanda le posibilitará mantener una actitud flexible y esencialmente honesta, para que siempre resulte ética.
Debemos considerar nuestra motivación e interés para ayudar a quienes solicitan una consulta. ¿Cómo lo hacemos?
Con una actitud de atenta escucha de cada una de las partes de la pareja, dando muestras claras de haber comprendido el reclamo de quienes asisten a la consulta, para lo cual, es necesario repetir lo verbalizado por cada uno de los miembros de la pareja, incluyendo pequeños cambios (redefiniciones), que cuando son aceptadas (reestructuraciones) van a transformar la narrativa  y las conductas.
Con nuestra actitud, acercamos nuestra silla, hablamos bajo y pausado atentos al feed back que la actitud de los consultantes que nos dirán de las coincidencias o de la diferencias que mantienen con aquello que expresamos. Escuchamos lo textualmente expresado, debemos dar muestras de haber comprendido, repitiendo lo comunicado por los miembros de la pareja, tanta veces como sea necesario para poder coincidir (co construcción), luego de lo cual podremos ofrecer lo que debemos realizar para que se realicen los cambios necesarios. Por lo tanto:
  1. El terapeuta obtiene información, encuentra consenso con la co construcción del problema por el que consultan y reconoce que puede ayudar, ofreciendo su manera de pensar el problema (circuito intrapsíquico[6]) reconociendo las alternativas que favorezcan el cambio.
  2. Mientras obtiene información, reconoce su limitación para ayudar y sin realizar una propuesta de psicoterapia deriva a un colega con la convicción de que con otras herramientas podrán lograr el cambio deseado, hace la derivación en el menor tiempo de tratamiento posible. Los pacientes advierten el valor del terapeuta que reconoce su limitación. Transmitiendo una esperanza de que las soluciones son posibles. No atribuyendo a los consultantes que no poseen la capacidad de cambio, debido a que no reconocen su contribución a la formación del problema que los aqueja y por el que consultan.
  3. Sucede en ocasiones que uno ellos que sólo acompaña, lo verbaliza y se muestra pasivamente desinteresado. Es muy importante y conveniente no intentar de convencer a quien se muestra escéptico. La reflexión acerca de la co-responsabilidad que le cabe a quien no se reconoce como parte del problema, se puede parafraseando el primer axioma, nombre de nuestra publicación. Además de ofrecer una analogía conocida que plantea que los temas de pareja son como el tango, “se baila de dos y tomados”. Y que cuando tropiezan se caen ambos.
  4. Una variante de la situación anterior, es cuando se asiste como acompañante, en general un varón que expresa muy desafiante que no cree en la psicología, ni en las terapias. Se muestra reactivo y hostil, irritando a su pareja. Será muy importante evitar tratar de expresar las ventajas de los tratamientos psicológicos para convencerlo de la importancia que tiene nuestra profesión.
  5. Cuando la consultas es obligada (causa judicial vinculada a un divorcio, a un régimen de visitas, o a una cuota alimentaria, o peligra escolaridad del próximo ciclo, o para realizar un acompañamiento por indicación médica en una enfermedad crónica invalidante que genera dependencia, etc.) se debe co-construir una analogía, en el marco de los valores y creencias de quien se resiste a la resolución del problema. Recordemos que la terapia sistémica para Milton Erickson debe ser directiva e indirecta.
  6. f) En la actualidad y de manera cada vez más frecuente las consultas, la realizan dos adultos que siendo amigos con “derecho a roce”, se transforman en sólo padres, nunca pareja. Los une el bienestar del hijo/a. Si se trata de una relación “clandestina, infidelidad de uno o de ambos” y siendo la paternidad un secreto la complejidad aumenta. El hombre puede desentenderse, la mujer no, a menos que sea criado como un hermano por los padres, Ahora también abuelos. La complejidad crece exponencialmente, ya que las decisiones las toman éstos.
Cuando se devela el secreto, nos encontramos con la existencia de “dos parejas” que desean esclarecer su situación. Cada una tendrá un planteo diferente, son tres adultos, pero uno de ellos, en general el hombre, pertenece a los dos sistemas. Los terapeutas no debemos tomar decisiones.
  1. g) Cuando la pareja que consulta ha formado una familia ensamblada, reconocemos que aumenta la complejidad. Se dan varias combinaciones:
  • – Viuda con viudo, uno o los dos con hijos.
  • – Divorciada con divorciado, uno o los dos con hijos.
  • - Viuda/o con divorciada/o, uno o los dos con hijos.
4 – Soltera/o con viuda/o, uno o los dos con hijos.
Hemos considerado el divorcio como muy diferente de una separación. El divorciado/a tiene la “libertad” de elegir una nueva pareja. Los separados se encuentran en “libertad condicional” para volver a casarse. Las separaciones representan la falta de acuerdos que le otorguen a las partes libertad. En general los desacuerdos son motivos económicos, desde la separación de bienes a las cuotas alimentarias. Cuando la separación/divorcio se da por la infidelidad de uno/a de las partes, los reclamos pueden ser a largo plazo, a veces para siempre. El duelo de quien se reconoce víctima resulta difícil de realizar si se mantiene la esperanza. Cuando se encuentran separados, aun no divorciados mantienen planteos diferentes que son difíciles y requieren de experiencia para que se resuelvan en buenos términos.
Si la separación es producto de un embarazo extramatrimonial se suele precipitar el divorcio. Suele llevar a una pérdida de la cotidianeidad con los hijos de esa  relación. Las dos personas comienzan una familia ensamblada que requiere de muchos cambios, aun en quienes no tienen la posibilidad de elegir.
  1. h) En este siglo y entre nosotros en Mendoza, es cada vez más frecuente la formación de parejas gay, dos hombres, dos mujeres, un hombre y una persona trans, etc. que consultan por problemas de relación. Por suerte hay colegas que se han especializado en estos temas y bueno es saber que se encuentran entrenados en estos temas.

Actitudes del terapeuta

Los terapeutas debemos tener y ofrecer un repertorio de “rutinas” respecto de poder mostrar una actitud que por ser coherentemente respetuosa de las diferencias haga sustentable la propuesta terapéutica.

  1. Por tratarse de un problema entre dos personas, debemos convocar siempre a la pareja, a la primera entrevista como unidad de comprensión y abordaje. Si existe un consultante que desea asistir solo/a pone en evidencia parte del conflicto. En ese marco los consultantes muestran:
  2. Una “coreografía que resulta espontánea”. Que puede comenzar con la solicitud de un turno para realizar la consulta y que al asistir observaremos en las primeras acciones la actitud de cada uno de ellos por ejemplo en el saludo; la elección y la distribución del espacio entre ellos, habiendo colocado las sillas equidistantes para con el terapeuta, una de ellos la puede acercar o aumentar la distancia; el modo en que se presentan y se refieren a sus actividades, nos ofrecen dan una idea de la actitud de quienes tenemos frente a nosotros. Nosotros debemos estar preparados.
  3. A continuación el terapeuta explica cómo lleva a cabo su trabajo. Expresa que desea y espera que la colaboración sea de ambos, Para lo cual prestará mucha atención a las primeras verbalizaciones (quejas), de cada uno de los consultantes observando el respeto por la postura de su pareja, sin interrumpirlo, evitando de hacer acotaciones que pueden o no ser sintónicas con las quejas. El terapeuta debe mostrar una actitud de no interrumpir y si lo hace debe aclara que es para profundizar o porque no comprendió una palabra o el planteo realizado.
  4. Habiendo escuchado las bondades y características positivas expresadas (por ejemplo, es buen padre, en muy buena madre), llegará el momento de relatar preocupaciones compartidas, que resultan base y fundamentos de futuros y posibles acuerdos. Por último se centrará en las preocupaciones que por ser diferentes ha generado desacuerdos, razón que los ha traído a la consulta. Si las respuestas le resultan satisfactorias, se pasa a:
  5. A la maniobra de “hilvanar” (acuerdos en una co construcción conjunta) las dos versiones que tiene como base a las preocupaciones compartidas, que serán más fáciles de resolver en una primera entrevista y alentarán a continuar sobre aquellas en las cuales el disenso es manifiesto. Observando la comunicación analógica para encontrar coherencia entre el circuito intrapsíquico[1], lo verbalizado y el circuito interaccional[2].
  6. Los acuerdos realizados por los miembros de la pareja acerca de cuál es el motivo de consulta, darán origen al motivo de consulta, estableciendo un acuerdo mínimo que dará lugar a la meta a lograr.
  7. Para lo cual el terapeuta será directivo, e indirecto. Siempre NEUTRAL (con excepción a temas de violencia en cualquiera de sus formas). Neutral en el sentido de no construir una alianza que por permanente se transforme en una coalición. Pueden existir alianzas transitorias con cada uno de los miembros.
  8. Los terapeutas debemos proveer y promover soluciones sencillas en el sentido de fáciles de ejecutar para los problemas, aun cuando resulten complejos. A la complejidad debemos darle claras muestras de que la comprendemos y para ello debemos describirla buscando el consenso de las partes. Muchas veces debemos explicar de manera sencilla los mecanismos de formación de problemas ya que resulta útil para comprender cuánto, cómo y de qué manera ha participado cada uno en el conflicto que mantienen.
  9. Siempre utilizando cierto “pesimismo terapéutico”[3] (no sé si van a poder, sé que es difícil, etc.) ofrece tareas (acciones para realizar entre una sesión y otra) para darle continuidad e intensidad al proceso terapéutico.
  10. Siempre destaca los comportamientos de la pareja connotando de manera positiva la creatividad, y estimulando la responsabilidad, la confianza, la intuición y la seguridad de los consultantes.
  11. Además utiliza estrategias convencionales para el abordaje estratégico, lo hace a través de:
  12. Apoyarse en creencias universales, en busca de coincidencias
  13. Cuando necesita desactivar ciertas creencias “populares” intenta generar confusión (para desinformar), y ofrecer redefiniciones, que se transforman en reestructuración por parte de la pareja y que son reforzadas connotando el cambio y luego prescribir una recaída posible.
  14. Ante las contradicciones que el terapeuta pueda reconocer debe preguntar y repreguntar.
  15. En muchas ocasiones destacar el opuesto implicado (oxímoron), por ejemplo cuando existe una sola y rígida lectura de una situación frecuente, puede facilitar y ayudar la comprensión y el cambio.
  16. Los terapeutas creemos que las crisis[4] (evolutivas, por sucesos inesperados y de cuidado) representan una posibilidad de cambio. Por dos razones los son momentos en los que la resistencia al cambio es menor. Y a la necesidad de redefinir la relación entre los miembros de la pareja.
  17. Cuando nos encontramos con uno de los miembros de la pareja, que ha venido de “visita”, ya que sólo escucha, y no desea participar de manera explícita (no sabe que con su silencio y su pasividad dice mucho de él), el terapeuta reconoce la resistencia de este miembro y se apoya en el para el cambio.
  18. Una vez que adquiere, debe mantener la credibilidad, la confianza y la maniobrabilidad, a partir de la neutralidad que muestra al confirmar a cada uno de los miembros de la pareja de manera equilibradamente alternante, manejando el ritmo y las oportunidades de sus intervenciones.

 

[1] Fernández Moya, J. Richard, F. (2020) Después de la pérdida. Una propuesta terapéutica para el abordaje de los duelos. III edición. Mendoza: Universidad del Aconcagua.
[2] Fernández Moya, J. y colaboradores. (2021) En busca de resultados. Modelos clínicos de abordaje.  Tomo II. IV edición. Mendoza: Universidad del Aconcagua.
[3] Hirsch, H.; Rosarios H. (1987) Estrategias psicoterapéuticas institucionales. Buenos Aires. Nadir Editores.
[4] Fernández Moya, J. y colaboradores. (2021) En busca de resultados.  Una introducción a la terapia sistémica.  Tomo I. IV edición. Mendoza: Universidad del Aconcagua

¿Qué actitudes propone el pensamiento sistémico?

El pensamiento sistémico representa un cambio de enfoque, que permite:
  1. Ver totalidades y no partes. La familia como un todo.
  2. Escuchando las quejas y las soluciones intentadas, construir alternativas de cambio.
  3. Reconoce y verbaliza los circuitos autorreferenciales, o sea cómo cada uno “piensa la realidad”.
  4. Identifica el circuito interpersonal, es decir “cómo se hacen las cosas”. Y lo describe.
  5. Hilvana las “quejas” de los miembros de la pareja con las “soluciones intentadas fallidas” para descartarlas
  6. Co construye la meta y las posibles soluciones.
  7. Para esa tarea privilegia los recursos y las potencialidades en vez de las carencias, los síntomas o las patologías.
  8. Siempre utiliza el lenguaje, modos, valores y/o creencias de los consultantes.
  9. Reconoce la resistencia, y la utiliza como “palanca” para el cambio.

¿Por qué el abordaje de la pareja resulta difícil?

En mi experiencia la psicoterapia de pareja es la tarea más difícil para un terapeuta.
. La razón fundamental es que se requiere mantener la neutralidad. Aunque al coincidir con alguno de los miembros la alianza debe estar acotada a la interacción que presenta la pareja. 
. Dado que ambos miembros sostienen razones para mantener su  actitud. Al mostrar comprensión y aceptación de la validez de su actitud, pero infructuosa para sus deseos por lo tanto debería ser descartada.
. Por ese motivo o razón y de manera estratégica se puede trabajar con ellos en consultas individuales, sólo una o dos entrevistas que le permitan reestructurar la situación que los trajo a la consulta.
. En esta oportunidad suelen surgir “secretos”[1]. El terapeuta deberá impedir su relato, si este no puede ser incluido en el proceso terapéutico. En muchas oportunidades uno de los miembros relata una situación y solicita que se trata de un secreto. El terapeuta no deberá ser cómplice con su silencio, porque se rompe la neutralidad que se ha construido. El terapeuta deberá plantear que si debe mantener el secreto se debe interrumpir la psicoterapia y si el miembro de la pareja desea mantener el proceso terapéutico debe confiar en que el profesional “bien” administrará dicha información.
. Por lo tanto se co - construye el problema, con ambos, que piensan y mantienen actitudes diferente. Haber acordado sobre las razones de la consulta y las interacciones que la mantienen, permiten con una mínima resistencia trabajar para el cambio.
. Las diferencias pueden encontrarse tanto en el contenido dado que poseen una manera diferente de pensar las cosas, en este caso los problemas, provienen de diferentes familias o de distintas culturas, sustentadas por variadas creencias, las diferentes actitudes se pueden presentar, en el contenido o en la relación. También puede presentarse en ambas.
. La terapia debe ser pensada como las coreografías que observamos en los bailarines de “tango”. Para que resulte elegantemente posible deben hacerlo juntos y bien tomados.
. EXISTE UNA EXCEPCIÓN para el trabajo con las parejas, ya que las actitudes de ambos son diferentes, las vemos en aquellos casos en los que existe  maltrato, abuso y/o violencia en la pareja.
 
Jorge Fernández Moya. Médico Psiquiatra. Director de la Maestría en Psicoterapia Sistémica.
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Bibliografía
Fernández Moya, J. Richard, F. (2020) Después de la pérdida. Una propuesta terapéutica para el abordaje de los duelos. III edición. Mendoza. Universidad del Aconcagua
Fernández Moya, J. y colaboradores. (2021) En busca de resultados.  Una introducción a la terapia sistémica.  Tomo I. IV edición. Mendoza: Universidad del Aconcagua
Fernández Moya, J. y colaboradores. (2021) En busca de resultados. Modelos clínicos de abordaje.  Tomo II. IV edición. Mendoza: Universidad del Aconcagua.
Hirsch, H.; Rosarios H. (1987) Estrategias psicoterapéuticas institucionales. Buenos Aires. Nadir Editores.
RAE Real Academia Española https://www.rae.es
Watzlawick, P.; Beavin, J. y Jackson, D. (1981) Teoría de la Comunicación Humana. Barcelona: Herder.
[1] Fernández Moya, J. (2020) Después de la pérdida. Una propuesta sistémica estratégica para el abordaje de los duelos. III edición. Mendoza. Universidad del Aconcagua.